jueves, septiembre 05, 2013

Cambios

A lo largo de su vida, algunas personas cambian bastante sus formas de pensar y de ser porque las modas cambian o porque quieren ser populares. Otras también lo hacen, pero siempre sobre unos principios básicos que se mantienen a pesar de esos cambios. Aun así, la gente podría cómodamente acusar a estos últimos de haber cambiado demasiado, de ser "una persona diferente", y cosas por el estilo.

Creo que si a mí me llegasen a decir algo así, no me preocuparía en absoluto por alarmarme ni por darles una respuesta cortante que les calle. Me bastará saber que su afirmación se basa en la idea arbitrariamente conservadora de que el cambio es perjudicial.

Me parece que un cambio es totalmente positivo cuando se ha hecho por argumentos válidos y bien estructurados. Creo que no se deben negar las etapas por las que se ha atravesado, ya que estas dan cuenta del proceso de vida de cada quien y que le han hecho quien es. Por otro lado, pienso que se actuaría de forma absurda si se negara el cambio. Este es natural en el universo y necesario para evolucionar.

Hablar de cambio me trae a la cabeza una canción de Calle 13, "Todo se mueve" (por el concepto filosófico de movimiento) y, en especial, una parte de una estrofa: "Si te detienes, el corazón se atora/ Lo que no se mueve, no se mejora/ se enferma y se queda quieto/ no se reproduce, envejece sin nietos/ Por eso no hay excusa para el que no menea/ si no tienes cuerpo, menea las ideas". Y creo que usaré ese fragmento para exponer mis concepciones respecto al cambio.

Para mí, ese pedacito de la canción resume bastante bien lo que pienso acerca del cambio. Y, pues, el arte lo interpreta cada quien como le parezca, así que esta es mi interpretación. Como ya dije, el cambio es natural en el universo: "si te detienes, el corazón se atora". Todo siempre cambia: las semillas germinan, los niños crecen, amanece, anochece y mil fenómenos más se dan que modifican las condiciones previas a ellos y que son necesario para que el mundo funcione como lo conocemos. Ahora, también dije (y repetí) que es necesario: "lo que no se mueve, no se mejora". Si un cambio deja de ocurrir los procesos se detienen, se estancan, no pueden evolucionar, se quedarán en la etapa en la que estén, con errores y problemas.

Entonces, la primera parte de ese fragmento, para mí, hace referencia a que el cambio es vital y posibilita el funcionamiento del cosmos. Respecto a la parte de "si no tienes cuerpo, menea las ideas", asumo que se refiere a que los cambios no son solo físicos, sino también de pensamiento. Se deben cuestionar las creencias e ideologías para saber si se está pensando autónomamente o por tradición/moda.

Para ir concluyendo, me parece lo más normal que una persona cambie su forma de expresarse, que cambie sus ideas, pero lo realmente importante a la hora de "juzgar" dicho cambio, pienso, es que esté fundamentado en la razón y que la persona misma encuentre dicho cambio provechoso y razonable.

Por otro lado, me parece que el cambio no tiene nada de perjudicial por sí mismo. Esta es una idea muy generalizada ya que un cambio implica modificaciones en las tradiciones, y nuestro instinto y nuestros sistemas suele ser conservadores por naturaleza. Y también los cambios se piensan como perjudiciales porque están asociados con la idea de traición, en especial si hablamos de religiones o ideologías políticas. Pero son asuntos totalmente diferentes, si el cambio se ha hecho razonablemente, no tiene por qué implicar traición, simplemente evolución individual. La asociación con la idea de traición más bien refleja egoísmo grupal.

Sobra decir, este texto no tiene pretenciones filosóficas, por eso está escrito de una manera sencilla, cotidiana y sin tecnicismos. Solo me resta apuntar que no hay por qué temer al cambio y que si alguna vez me acusan de haber cambiado demasiado, lo tomaré como un halago.

martes, septiembre 03, 2013

Decepciones generalizadas

"Mi mayor temor es que un día me vuelva conformista y empiece a ver todo bien o muy difícil de alcanzar. Me pregunto hasta cuándo me durará la "rebelión", porque no quiero que se acabe. Y si esto es propio de la adolescencia, quiero ser adolescente el resto de mi vida, no importa el acné. Porque es mejor una vida corta con un recuerdo digno, a muchos años de vida que dejen una memoria efímera".

Alguna vez hace poco escribí el anterior párrafo, el cual es bastante sincero. Últimamente he pasado por lo que llamo decepciones generalizadas y me he cuestionado muchas cosas, las cuales les quiero compartir. Este texto no pretende necesariamente hacerle cuestionar, ni influir en su forma de pensar, ni ofrecer una visión negativa y desalentadora de las cosas. Aunque lo pueda parecer, créame que nada de eso es mi intención al escribir esto, simplemente quiero que sepa qué pienso.

Las decepciones generalizadas son estados de ánimo que ni yo misma me aguanto, en los que me quejo de muchas cosas con alguien, dejando a aquella persona preocupada y a mí, más tranquila. Una de mis decepciones generalizadas recientes fue respecto a la gente en general. ¿Por qué a la gente le gusta ser mediocre? Yo creo que es normal cierto nivel de pereza en la raza humana, pero hay personas que se exceden. En los estudios nunca se esfuerzan por aprender, solo les importa aprobar con la nota mínima las materias y creen que tener un cartón es sinónimo de saber. Además siempre quieren obtener resultados inmediatos con esfuerzos mínimos.

Me enoja demasiado saber que esas personas mediocres lo único que hacen es atrasar a los que sí están interesados por aprender y entorpecer la labor docente, hablando de ámbitos educativos. Además me preocupa saber que esas personas algún día se graduarán como profesionales de una carrera de la que no saben mucho y que serán profesionales mediocres. Me enoja ver cómo eso es algo muy generalizado en mi país, la mayoría de las personas son mediocres y hacen siempre lo que les requiera el mínimo esfuerzo. Y lo que más me enoja, es que la gente se ayuda a ser mediocre: se dan copia en trabajos y exámenes, se hacen cuarto en el trabajo. Por eso las lipoesculturas son tan populares, por eso los trabajos se consiguen con influencias, por la mediocridad.

La segunda decepción generalizada, más que enojo me causó una gran tristeza. Tiene que ver con la violencia y la corrupción en mi país. Yo había creído que una de las mayores causas del mal funcionamiento político en mi tierra es que los votantes no ejercen su derecho al voto conscientemente, sino que usualmente lo venden, de una o u otra manera. En esta patria, la del Sagrado Corazón de Jesús y de los performers de semáforos, nos cobran impuestos que no se ven invertidos en el país, elegimos gobernantes que olvidan sus promesas, secuestran y asesinan inocentes en pleitos ajenos, nos avergonzamos de nuestro mayor negocio (narcotráfico), rendimos pleitesía a lo extranjero, los noticieros tienen que inventar nombres para las nuevas ilegalidades políticas y la brutalidad policial y militar se conoce pero se ignora.

No quiero sonar como autor de novelas colombianas que solo escribe sobre drogas y putas, ni como director de película colombiana que no conoce más temas que esos dos. Pero no puedo tapar el sol con un dedo. Claro, no estoy afirmando que eso es lo único que se ve en Colombia. Mi país es mucho más que drogas, putas, Shakira, Juanes y café. Somos el primer país en diversidad de aves y orquídeas, nuestros paisajes son mágicos, hermosos y variados, la gente le hace sentir como un amigo con solo saludarte, sacamos ganas como sea para festejar, tenemos gran variedad gastronómica, diversidad cultural y étnica, hemos dado artistas y científicos importantes para el mundo y somos recursivos y creativos.

Es decir, si usted es extranjero y está leyendo este post, sepa que aunque tenemos aspectos negativos, Colombia no es tan mala como la muestra Hollywood. No se roba y se mata en cada esquina por deporte. Como en todas las ciudades de todos los países del mundo, hay partes de las ciudades en las que hay mucha delincuencia, pero no quiere decir que nunca pueda estar seguro en Colombia. Respecto a las bondades colombianas, todas son ciertas, solo que en algunas regiones del país algunas se acentúan más que en otras.

Pero volviendo al tema, yo creía que todos esos problemas se podían cambiar si el pueblo cambia su mentalidad y si aprende a votar, pero entendí que no es tan fácil. Es difícil aprender a votar conscientemente cuando 1 de cada 3 candidatos a cargos políticos (si no me equivoco en la cifra, que escuché en un documental llamado Impunity) están respaldados por el narcotráfico, cuando las personas buenas (que aún creemos que somos más, y no necesariamente estoy cuestionando esa creencia) no se meten en la política porque saben lo turbia que está, cuando la mayoría de las personas, desde jóvenes hasta viejos, admiten soluciones violentas en algunos casos, algunos más flexibles que otros, cuando todos los que han sido elegidos previamente han olvidado sus promesas y no hay por qué esperar que uno nuevo no lo hará.

Entonces, la solución no es fácil, ni rápida. Yo sabía que no era rápida, y sabía que mucha gente desistía de luchar por un cambio porque siempre quieren resultados inmediatos. Pero lo que me entristece es que empiezo a perder la esperanza en una solución "fácil" que solo involucre educación y cambios de mentalidad.

Con la situación actual de los múltiples paros me doy cuenta de que el gobierno atiende apremiantemente las manifestaciones violentas y las crisis agudas y entiendo que Colombia tendrá que llegar a tocar un fondo profundo para verse mejor, y que no será nada rápido. Mis preguntas acá son ¿qué tan hondo tendremos que llegar? ¿cuántas cosas más tendremos que pasar, cuando parece que ya lo hemos visto todo?

Me parece una certeza que moriré sin ver a mi Colombia como la sueño, pero al menos quiero morir sabiendo que hice algo por ella y que no me conformé con solo ver pasar la violencia y la corrupción como si nada tuvieran que ver conmigo. Espero que la próxima generación sí logre ver esa Colombia, claro que también espero que yo lo logre, pero me parece más realista desear lo primero. Y me rehúso a usar la violencia como medio.

Hasta acá lo principal de lo que he pensado en estos días. Solo espero que entiendan lo que yo quiero decir y que no me malinterpreten. No tengo una visión fatalista, solo que en ocasiones la realidad nos hace dar cuenta de qué tan acordes estamos con ella, aunque nunca perderé la esperanza de ver a mi Colombia bien. Y creo que Colombia no necesita más colombianos que solo se sienten como tales cuando hay carnavales y cuando se habla de la belleza de sus mujeres.

Desde el país de la aguapanela y de las fiestas a cuadra cerrada, yo.