viernes, julio 05, 2013

Los flacos nos revelamos (sí, con v)

Ante mis esporádicos y, por temporadas, frecuentes declaraciones de querer ganar peso, arremeten contra mí miradas que delatan pensamientos de rencor y repudio y frases osadas que me reclaman el atrevimiento de quejarme por ser flaca, cuando ser flaca es bueno (según mis interlocutores). Así que supongo que hablo por la mayoría de flacos colombianos sin tendencias anoréxicas, cuando digo que se equivocan parcialmente aquellas personas que afirman que ser flaco es bueno, ya les diré por qué. Lo que desplegaré a continuación es válido para un ámbito colombiano (quizá latinoamericano).
Primero, se equivocan en decir que: ser flaco es bueno porque es sexy. Daré dos argumentos que los probarán equivocados. El primero se basa en los estereotipos de sensualidad que se manejan en Colombia. He visto una imagen en la que se compara a Marilyn Monroe y a una modelo de alta costura, como las que se suelen ver en las pasarelas parisinas; al pie de la imagen, una frase que compara el concepto de sexy que se manejaba en épocas anteriores, cuya representante es Marilyn, con el que se maneja hoy en día, representante, la modelo. Esta imagen no dice mucho, al menos no para el contexto colombiano. No nos engañemos, el sexy de las masas colombianas es ese hombre de músculos definidos y esa mujer de pechos, muslos y glúteos prominentes con un abdomen desproporcionalmente plano. No una persona casi anoréxica o anoréxica. El concepto de sexy de los tiempos de la señorita Monroe sí ha cambiado, pero solo porque se ha visto afectado por el bisturí. Así que ser flaco sencillamente no es sinónimo de ser sexy, no en Colombia. Y ese es mi primer argumento. El segundo es simple: ser sexy es cuestión de actitud.
También se equivocan en afirmar la bondad de ser flaco, dado a que no han pasado por nuestra situación al comprar ropa. Es frustrante encontrar una prenda hermosa y descubrir que la talla más pequeña nos queda tan holgada que no hay costurera que valga. Usualmente las prendas de vestir son pensadas para ese concepto de sexy que Colombia maneja, y los realmente flacos raramente entramos en ese concepto.
El tercer punto en contra de la falsa bondad perfecta de ser flaco se basa en el bullying que acarrean las consecuencias físicas de serlo. Para empezar, están los chistosos que se aprovechan de nuestra falta de peso para levantarnos como y cuando su volición les antoja. Otros se burlan de la falta de fuerza que, desgraciadamente, es bastante común en casos de flaquez (es necesaria la invención del término), o simplemente suponen esa carencia y no dejan espacio para la refutación de tal suposición. Y claro, el típico bullying por no tener músculos definidos, ni senos, glúteos o piernas gruesas.
Creo que esos son las premisas que encuentro válidas para comprobar que ser flaco no es tan maravilloso como algunos suponen, y que su creencia errónea no les da el derecho a reprochar nuestro deseo de aumentar de peso.
Me veo en la obligación de aclarar que no me molesta ser flaca, y que expresar que me gustaría ganar unos kilos no significa necesariamente que me odio por ser flaca. Y que este post no significa que ser flaco es malo, su propósito es simplemente hacer ver su error a aquellos que creen que es totalmente bueno. Para terminar y reforzar mis palabras anteriores, quiero decir que encuentro ventajas en ser flaca, como la agilidad física y comer sin engordar (común en los casos de flaquez).
Espero haber sido una voz para los flacos que me leen y que hayan disfrutado el post.