lunes, diciembre 30, 2013

Palabras de fin de año.

Hola gente, como sabrán, mañana es el último día de este 2013 y quería hacer un post por la ocasión para escribirles unas cuantas cosillas.

Primero, les quería agradecer porque este es el primer año en el que me dedico seriamente a un blog (de hecho, a dos) y ustedes, en parte, han hecho posible eso. Ustedes se toman el tiempo de leer las publicaciones en mis blogs, de hacer comentarios y de recomendarme en sus redes sociales, y por eso, sinceramente, muchas gracias.

Por si no saben, el blog más importante para mí (de los dos que tengo) es Creaciones de Nathaly, en el cual comparto algunas de mis creaciones literarias; es el más importante, precisamente, porque es en el que doy a conocer mi trabajo serio de escritura. Este blog, Hey it's HER blog, es más personal y me dedico a poner en él mis opiniones y las pendejadas que se me ocurren sobre temas que me llaman la atención de experiencias cotidianas; por eso le doy menos importancia, porque la escritura de este blog no tiene rigor literario. Sin embargo, aunque aprecie más un blog que otro, realmente me hace feliz saber que a ustedes les gusta lo que escribo en cualquiera de los dos blogs. Honestamente, no crean que solo estoy siendo aduladora, cuando alguien me felicita, personalmente o por redes sociales, por mi trabajo en estos blogs, quedo con una sonrisa grandota, mi estado de ánimo mejora notablemente por el resto de día y les cuento a mis seres cercanos sobre eso. Así que, de nuevo, muchas gracias por leerme, aprecio mucho que se interesen en lo que escribo.

Por otro lado, este año se acabó. Yo, personalmente, me siento satisfecha por este año y, como sea, ya lo que fue, fue. Creo que me esfuerzo lo suficiente por hacer de cada año un año diferente al anterior en el que pueda aprender nuevas cosas y realizar mis propósitos, y no simplemente le pido a la vida que me sorprenda o que mejore; pienso que eso es lo que me garantiza un balance de fin de año satisfactorio. Espero que ustedes también puedan hacer un balance satisfactorio y que empiecen el 2014 con el pie derecho y que lo continúen con el pie derecho hasta el fin.

No obstante, si su balance no es satisfactorio, les sugiero que no se pongan a lamentarse por lo irremediable y que mañana, en vez de atragantarse con uvas, ponerse calzones amarillos, salir a pasear con maletas por la cuadra, llenarse los bolsillos de lentejas; disfruten la noche y revisen seriamente los aspectos de su vida que necesitan ajustes. Y espero que no sean tan descarados de simplemente hacer un plan de cambio y guardarlo en el cajón de la mesa de noche, o de solo pedirle al 2014 que los sorprenda (me disculparán si es muy evidente mi odio hacia esas peticiones a los periodos de tiempo de que los sorprendan) y quedarse todo el año quejándose y esperando que un milagro pase, sin trabajar ni hacer ningún cambio significativo en su vida. Ya Einstein decía: "Si quieres cambio verdadero, pues camina disti-Ah no, eso es de otra gente... pero entienden la idea.

No siendo más, buena nochevieja (creo que es la primera vez en mi vida que uso esa palabra) y mis mejores deseos para ustedes para el próximo año. Hagan lo que se les dé la gana con sus vidas, pero respeten las ajenas. Y, por Zeus, ¡no le pidan al año o a los meses que los sorprendan!

lunes, diciembre 16, 2013

Tipos cursis de mujer.

Conquistar a una mujer no es una tarea tan difícil, lo básico está en ser detallista. Esto es relativamente simple una vez que se comprende que a todas las mujeres (si no, a un 99%) les gusta algo cursi. El punto está en saber cuál es ese algo, qué tipo de cursilería le gusta a cuál mujer (eso es lo difícil).

Este post surgió luego de una cadena de pensamientos que me hizo dar cuenta de que, en el fondo, a todas las mujeres nos gusta algo cursi, solo que de diferente forma, y que si no se logra conquistar a una mujer es porque no se usan las tácticas adecuadas de conquista. Así que si usted, querido lector o querida lectora, intenta conquistar a una mujer y no ha podido, este post seguramente no le va a ayudar, pero sé que le va a interesar. Procederé a hacer una breve, incompleta e inexacta taxonomía de los tipos cursis de mujer, que puede dar ideas sobre cómo proceder con ellas.

Tipo 1: Estas son las típicas niñas que se derriten con frases como "eres lo más lindo que me ha pasado en la vida", "yo sin ti, me muero", "te quiero hasta las estrellas y de vuelta" y todas esas mierdas dichas prematuramente. Diría que a este tipo de chicas se les trama fácilmente con lo material y les valen más las palabras que las acciones.

Tipo 2: Las encontradas en esta clasificación son un poco más refinadas que las del tipo 1 porque ellas ya exigen bibliografía. Es decir, vaya a una página de Acción Poética y encuentre lo necesario para "flecharlas". Un "no sabe cómo valoro su sencillo coraje de quererme" o un "andábamos sin buscarnos pero andábamos para encontrarnos" (frases que muy probablemente he citado con errores) o alguna otra frase de algún autor reconocido será una ficha clave en la conquista de una de estas niñas. Diría yo que en el proceso con ellas se debe incluir una linda tarde de cine o helado, ya que para ellas cobra un poco más de importancia los hechos que los dichos.

Tipo 3: Las frases cursis para estas mujeres son una mezcla de ingenio, complejas analogías y realismo; que reflejan el intelecto de quien las dedica y permiten apreciar lo más objetivamente posible sus sentimientos. Para ellas la bibliografía ya no es necesaria, la frase puede ser autoría del pretendiente, pero debe llevar esos elementos. Algo como "soy vulnerable a tu lado más amable" puede funcionar con ellas. Sin embargo, diría que son impredecibles y que cada una puede tener un tema que las debilite especialmente (el espacio, el mar, la naturaleza, la literatura, los colores, la revolución... bueno, entienden mi idea) y que conviene conocerlo, pues la frase debe tener elementos de ese tema para que funcione y no les parezca simplemente una cursilería hostigante más. Con ellas ciertamente importan más las acciones que las palabras y no será fácil llegarles.

Podríamos decir que algún tipo es más o menos cursi que otro, aunque nos estaríamos equivocando. No se puede hablar de más o menos cursilería, solo de cursilería, punto. Lo que pasa es que lo cursi puede tomar diferentes formas, pero, básicamente, su objetivo general siempre es empalagar los pensamientos.

Esa es la clasificación que propongo desde mi subjetividad. Creo que una mujer puede atravesar por todos o algunos de estos tipos cursis en su vida, evolucionando e involucionando (interprétenlo como quieran); o puede tener un solo tipo a lo largo de toda su vida. Entonces, es conveniente saber en qué tipo cursi se encuentra, en el momento, la mujer que le atrae para saber qué tácticas usar con ella, aunque puedan ser inútiles de todas formas. Mi pesimismo es en razón de que creo que en ocasiones la causa está perdida. Sin embargo, eventualmente, lo que falta solo es un cambio de estrategia y voilá.

Espero que encuentren acertada la publicación, así sea solo un poco. No siendo más, doy por concluido esto. Traten de ser buenos prójimos o, al menos, no ser del tipo 1.

sábado, diciembre 07, 2013

Después del colegio, no más colegio.

La época del colegio es sin duda, una época resaltable en la vida de todos quienes han pasado por ella. El final de esa época es un acontecimiento esperado y celebrado: la graduación.
El grado es esa fecha que se espera desde que la promoción inmediatamente anterior a uno se gradúa. Uno inicia grado 11 con el deseo de terminarlo sin sentirlo, con pocas ganas de aprender y con una meta genérica y, en ocasiones, única, graduarse.
Los profesores suelen decir que los estudiantes de grado 11 no hacen nada y que se creen los dueños del colegio por el simple hecho de estar en su último año. Y tienen razón. Pero es que así debe ser: uno ha comprado su credencial de permanencia en esa institución, es un cliente estrella, un accionista mayor.
Uno no quiere tener las mismas molestias de los años anteriores en 11 por varias razones: uno ya se conoce a los profesores y sabe cómo mani... llevarlos; uno ya es un veterano en el colegio y se vuelve como los ancianos que no quieren que les den órdenes porque ya pasaron lo que tenían que pasar; y porque nuevas molestias son propias de ese último año, como las pruebas de estado y la decisión de la continuación de la vida académica o laboral, que son suficientes para querer evadir toda molestia previa. Y estas dos nuevas inquietudes son más efectivas que las anteriores para hacer intranquila la vida del pobre estudiante de 11, porque no comprometen solo la vida escolar inmediata, sino gran parte de toda la vida futura. Así que los estudiantes de 11 tienen todo el derecho a no querer hacer nada, creerse los dueños del colegio y contar los días para graduarse.
Pero bien, cuando por fin llega el esperado grado aparece esa cosa detestable llamada ceremonia de graduación. Tal ceremonia es un acto absurda y extremadamente protocolario en el que se reúnen todos los seres ansiosos por adquirir el boleto de libertad del colegio, los docentes, directivos y administrativos encargados de formalizar tal libertad y todos los interesados (o presuntos interesados) en dicho evento de formalización. Se hacen mínimo dos discursos tediosos, con falsos deseos, algunas buenas palabras verdaderas y, ocasionalmente, por qué no, un poco de sarcasmo finamente disimulado. Luego se procede a llamar uno por uno a todos los graduandos y se les ve desfilar para recibir unos papeles y dar besos, abrazos y apretones de manos de formalismo. Honestamente, esa es una fecha importante, pero exageran con tanto ceremonial. El protocolo es aburrido, innecesario y en las galas donde abunda, escasean las palabras sinceras.
En fin, luego de superar el impacto de saber que se deja el colegio, los sentimientos hacia el mismo empiezan a involucrar odio (sí, más). Es decir, mientras se está en el colegio, el odio está: uno se queja mucho, hay muchas cosas y muchas personas que aborrece, pero también hay cosas que le gustan: ver a los amigos, hacer recocha con los amigos, más cosas con los amigos, alguna clase. Sin embargo, cuando uno deja el colegio, se empieza a notar que había más cosas para odiar que no había odiado debidamente antes, como ver materias en las que no se está interesado en lo absoluto, o que le quieran meter ideologías en la cabeza a uno. Y el cambio de un ambiente opresivo y punitivo, a uno más libre (usualmente), hace que sea un poco descabellada la sola idea de volver a soportar tal sistema educativo, y que las cosas que se aman del colegio sean más eventos pasados que características del mismo.
Entonces, uno terminará odiando el colegio indudablemente. Sin embargo, aún siente algún cariño, así sea a causa de las personas conocidas allí, y de vez en cuando extraña estar con los compañeros en uno de esos momentos de grupo que seguramente sí se extrañan. Pero aunque uno tenga buenos recuerdos de la época colegial, está convencido de no querer volver.
Este post es, principalmente, para los que están por graduarse o se graduaron este año, para que entiendan que es posible odiar y amar algo al tiempo, y que en breve lo experimentarán. De todas formas espero que viejos graduados y escolares puedan encontrarlo divertido y acertado, y que los que estén próximos a empezar 11 encuentren una justificación alcahuete y descarada para su actitud de me-vale-mierda-el-colegio.

sábado, noviembre 02, 2013

Locura

Loco. Demente. Chiflado. Lunático. Alienado. Insensato. Sin juicio. Fuera de sus cabales. Cuántas palabras para describir lo que no nos parece acorde con la norma de comportamiento. Cada época define sus criterios de normalidad basados en la razón, y todo quien se salga de ellos, será juzgado como loco.

Actualmente, entonces, ¿quién es el loco? Dirán que el habitante de la calle es un loco, o el artista apasionado, o el gay, o el demasiado alegre. Claro que también están los que no son locos, sino los que están locos; es decir que aún se pueden rescatar de la locura, porque su estado es temporal, no permanente. Y ¿quién está loco? Rumoran que el de temperamento cambiante, el de expectativas irreales, el celoso, y no falta el atrevido que afirma que todos estamos locos. Ante esa acusación, salta el defensor de la cordura y alega en favor de su perfección mental (iluso).

Pero ¿por qué tanta ofensa? En efecto, todos estamos locos, todos tenemos alguna peculiaridad de resaltar que nos hace locos. El hecho es que tememos que nos rotulen como locos muy seriamente, porque a los locos se les restringe sus derechos y se les encierra, y porque los locos están alienados y porque ha de ser horrible no tener razón.

Pero los que están encerrados no son los locos, y los que han estado encerrados no han sido necesariamente locos. Los encerrados son enfermos mentales, son personas a las que no se les puede culpar por sus acciones, porque sus acciones y responsabilidades se escapan de su control consciente. Y si están alienados es porque los que estamos afuera los hemos alienado: si apartamos a alguien de la sociedad, claramente le estamos alienando. Y no es que los locos no tengan razón, es que su razón es diferente a la que domina su alrededor. Esa frase, que se ha hecho cliché en los adolescentes gracias a las redes sociales, que dice: “No estoy loco, es solo que mi realidad es diferente a la tuya” (Lewis Carroll) es bastante cierta, de hecho. Un loco está loco porque los cuerdos lo dicen, por el hecho de ser diferente, de no cumplir con los parámetros que los cuerdos dictan para ser uno de ellos.

Pero entonces, si los que creíamos locos realmente, no están locos, sino que simplemente tienen una enfermedad, ¿quiénes son los locos de verdad? Bueno, pues por mucho que lo temamos, los locos somos los que no estamos encerrados, ya que somos los que en nombre de la razón hemos hecho las más grandes locuras, los que hemos encerrado y alejado a quienes no queremos ver porque perturban nuestra sociedad racional y productiva.

¿Que qué locuras hemos hecho en nombre de la razón? Bueno, enumerar guerras y catástrofes no sería breve, pero con unos ejemplos bastará para que entiendan: el holocausto nazi, las cruzadas cristianas, el “encierro” a los cubanos en su isla, la conquista a América, los falsos positivos de años recientes en Colombia, y podemos seguir nombrando locuras. Lo que quiero decir es que en nombre de la razón se ha asesinado, violado, secuestrado, robado y cometido muchos crímenes más, y quienes han hecho estas locuras son considerados cuerdos.

Cabe aclarar que cuando hablo de razón me refiero a los parámetros que tiene un contexto (una sociedad en una época) para funcionar como le conviene a los que tienen el poder de ese contexto. No me estoy refiriendo necesariamente a la razón intelectual como facultad del pensamiento humano.

Pero creo que no siempre hay que temer ser loco. Después de todo, todos estamos locos porque todos somos diferentes de algún modo resaltable que nos hace parecer locos para unos u otros. Además, la razón no siempre es el mejor estilo de vida. Como lo veo, en la sociedad contemporánea la razón está en ser capitalista y consumista, en vivir para producir y acumular riqueza, para alcanzar el éxito profesional y para tener los últimos adelantos de la tecnología. Entonces una persona que no tiene tiempo para detenerse y mirar lo lindo del cielo, que mantiene un ceño fruncido debajo de sus gafas, porque el computador le ha dañado la visión, pero su visión perdida fue un sacrificio necesario porque solo así puede trabajar para ganar dinero para adquirir entretenimiento que nunca puede disfrutar y asegurarse un buen nivel de vida para tener salud y seguir trabajando; esa persona es cuerda. Y si alguien tiene el descaro de vivir sonriendo y de disfrutar de la naturaleza, ya es loco. Si alguien tiene el atrevimiento de apasionarse por el arte y de ver arte en cada elemento del mundo, ya es loco.

Así que no está tan mal ser loco desde que se sepa que esa locura se traduce en felicidad y bienestar propio y colectivo. Está peor robar para tener dinero y hacer fraude para obtener un trabajo de buen estatus social, pero claro, esto es aceptable porque es en pos de la razón. Lo importante es que siempre analicemos qué tan sensato es lo que la sociedad quiere que hagamos y qué tan feliz nos hace. Porque si la razón de la sociedad es nociva y nos hace infelices, ¡qué carajos, seamos locos! De todas formas nos van a juzgar.

viernes, noviembre 01, 2013

Colombia no es feliz.

Hace unas semanas salió en las noticias que Colombia ya no era uno de los países más felices del mundo, y pues eso dio pie a este post.

Lo del país más feliz del mundo, para mí, siempre fue una ilusión. Colombia es muy alegre, mas no feliz. Los colombianos que realmente somos felices (sí, me considero feliz) no somos tantos como para representar un gran porcentaje de estos 45 millones de hombres y mujeres que sufren por opción o forzosamente. Y quiero aclarar acá que no me refiero exclusivamente a las muchas personas que viven en pobreza o miseria, a aquellos que han sido secuestrados o desplazados, a quienes les han asesinado sus seres queridos, a las personas maltratadas y abusadas (que son quienes sufren forzosamente); me refiero también a los que sufren por amores contrariados y malogrados, a los que se esclavizan al dinero, la belleza y demás cosas mundanas que no pueden nunca tener de manera suficiente, a los que se quieren rebelar sin causa y solo logran frustarse, y a todos ellos que, a mi parecer, sufren opcionalmente. Es que a muchos de los colombianos les gustan hacerse los sufridos para obtener ventajas, y ellos mismos terminan creyéndose el cuento.

Y no solo son infelices aquellos que viven sufriendo porque quieren (que son muchos) sino también aquellos que viven guardando rencores y pensando en venganza. Yo me quedo aterrada de cómo alguien puede acumular tantos sentimientos negativos hacia otra persona y cómo pueden llegar a querer afectarla de tantas formas realmente serias. La gente en ocasiones considera crueles a quienes dicen lo que piensan directamente y sin maquillaje, pero muchas de estas personas "crueles" les basta expresarse para estar en paz; al contrario de muchas personas que nunca dicen nada, pero que viven planeando venganzas y haciendo malas acciones en contra de otras personas. Yo considero que no es necesario, ni positivo, seguir acumulando razones para odiar a alguien y para amargarse la vida, cuando ya las cosas han pasado. Es mejor continuar y hacer algo positivo por la vida.

Entonces, cuando yo escuchaba que Colombia era uno de los países más felices del mundo, yo siempre era escéptica a la noticia, porque a diario veo personas que no saben disfrutar la vida, que se enfocan en hacerle mal ambiente a los demás y en hacerse los sufridos y que, por ello, no son felices. Los colombianos somos muy alegres: nos encantan las fiestas, bailar, tomar, reunirnos con los amigos, asistir a festivales... pero esto no garantiza la felicidad real. La alegría es una emoción efímera que no se puede comparar con la felicidad, la cual implica vivir tranquilo y satisfecho con lo que se es, con lo que se hace y con la forma en que se hace.

Así que no es de extrañarnos que un estudio demuestre que los colombianos no son felices, el hecho es que aquel estudio que lo afirma se enfocó en los indicadores más próximos a dar cuenta de la felicidad, mientras que los estudios previos solo eran medidores de alegría. Confundir alegría con felicidad es como confundir nivel económico con nivel de calidad de vida.

Los invito a que intenten ser felices realmente y a abandonar todas esas tonterías que solo les amargan la existencia, a ver si así logramos una Colombia feliz. Olviden la violencia, la venganza, la autocompasión. Trabajen para lograr lo que quieren, cultiven las relaciones personales y disfruten la vida.

miércoles, octubre 30, 2013

La insoportable verdad de la verdad.

He llegado a formarme la reciente idea de que los seres humanos no podemos conocer la verdad, porque nuestras pequeñas mentes no son capaces, al menos no en este estadio de evolución, de entenderla; y si la entendiéramos, no la soportaríamos. Y es por esto que no hay verdades absolutas, es por lo mismo que queremos creer que sí las hay, por eso mentimos, por eso creemos crueles a quienes son honestos, y por eso creamos religiones.

No hay verdades absolutas para los humanos. Todas las verdades que conocemos simplemente son creencias muy bien arraigadas que necesitamos creer para tener tranquilidad y permitir que el mundo siga funcionando como lo conocemos. Además, lo que tenemos por axiomático es simplemente nuestra forma, la forma que tenemos los humanos, para entender eso de lo que habla el axioma. Que dos y dos sean cuatro es una forma que ideamos para entender el mundo y que creemos que es una verdad absoluta porque siempre nos ha funcionado. Pero ya hemos visto que algunas formas que teníamos para entender el mundo y que creíamos verdades absolutas han caído, como es el caso de la física prenewtoniana. Y nada nos garantiza que eso no vuelva a pasar, aunque algunas "verdades" tendrían más probabilidad de caer que otras. Nada nos garantiza que haya algún conocimiento totalmente cierto sin que dependa de los humanos (precisamente, el conocimiento es una construcción humana).

Creo que si existiese algo como "la verdad", una verdad absoluta, real e independiente del ser humano, no seríamos capaces de comprenderla, porque estamos atados a nuestra subjetividad e intersubjetividad, y si una verdad no la creamos nosotros, simplemente no la creemos, porque no tenemos cómo concebirla. Por esto es que el ser humano es religioso por naturaleza, porque hay incertidumbres muy grandes en su vida que no puede llenar con las verdades que conoce, así que le toca inventarse verdades que se escapan a sus formas de verificación existentes y que incluso pone por fuera del alcance de su entendimiento (como es el caso de los dioses y dogmas religiosos) para evitar llevarse sorpresas y desconcertarse.

Y como el ser humano no soporta la verdad, mentimos. Sabemos que las verdades otorgan cierto poder que puede ser insoportable o incontrolable. Sabemos que una mentira brinda más comodidad que una verdad, pues es más fácil de creer ya que las mentiras deben ser verídicas (y esto no es contradictorio, piénselo, para que alguien se crea una mentira, esta tiene que tener una dosis de verdad en sí). Así mismo, cuando las verdades son dichas directamente, las personas se escandalizan, porque están acostumbrados a buscar formas de suavizar y disimular la verdad para hacerla más llevadera (entonces, ¿muchas verdades tienen una dosis de mentira en sí?). Aclaro que las verdades referidas en este párrafo, son las verdades nuestras, no verdades absolutas; ya dije que creo que estas están fuera del alcance humano por ahora.

De todas formas, si existieran (o si han existido) personas que alcanzaran a conocer, entender y, sin perder la cordura, el sentido de la vida, o la vida misma, soportar una verdad absoluta, no podrían hacer más que dos cosas con ella: 1) disfrutar del poder que esta verdad le pueda traer, o 2) enloquecerse al ver que por más que intente abrirle los ojos al resto de la gente, no le creerán, porque él será el único testigo de dicha verdad, así que lo tildarán de loco e ignorarán "la verdad".

Como conclusión de todo esto, creo que el mundo como lo conocemos, es un conjunto de ilusiones que para nuestra condición humana son verdades y que solo podemos reemplazar por ilusiones más estructuradas, porque, a pesar de lo evolucionados que nos creemos los humanos, las verdades absolutas siguen estando muy lejos del alcance de nuestras mentes.

Pero en todo caso, esta solo es una idea mía que se me ha ocurrido por lecturas y películas recientes. Y como no hay verdades absolutas para los humanos, pues creo que esta idea carecerá de valor absoluto de verdad por siempre. Así que ustedes verán si dedican un poco de su tiempo a pensar lo que dije, o si lo depuran inmediatamente. Yo por mi parte expresaré esto hasta el fin de mis días, o hasta que lo deje de creer.

jueves, septiembre 05, 2013

Cambios

A lo largo de su vida, algunas personas cambian bastante sus formas de pensar y de ser porque las modas cambian o porque quieren ser populares. Otras también lo hacen, pero siempre sobre unos principios básicos que se mantienen a pesar de esos cambios. Aun así, la gente podría cómodamente acusar a estos últimos de haber cambiado demasiado, de ser "una persona diferente", y cosas por el estilo.

Creo que si a mí me llegasen a decir algo así, no me preocuparía en absoluto por alarmarme ni por darles una respuesta cortante que les calle. Me bastará saber que su afirmación se basa en la idea arbitrariamente conservadora de que el cambio es perjudicial.

Me parece que un cambio es totalmente positivo cuando se ha hecho por argumentos válidos y bien estructurados. Creo que no se deben negar las etapas por las que se ha atravesado, ya que estas dan cuenta del proceso de vida de cada quien y que le han hecho quien es. Por otro lado, pienso que se actuaría de forma absurda si se negara el cambio. Este es natural en el universo y necesario para evolucionar.

Hablar de cambio me trae a la cabeza una canción de Calle 13, "Todo se mueve" (por el concepto filosófico de movimiento) y, en especial, una parte de una estrofa: "Si te detienes, el corazón se atora/ Lo que no se mueve, no se mejora/ se enferma y se queda quieto/ no se reproduce, envejece sin nietos/ Por eso no hay excusa para el que no menea/ si no tienes cuerpo, menea las ideas". Y creo que usaré ese fragmento para exponer mis concepciones respecto al cambio.

Para mí, ese pedacito de la canción resume bastante bien lo que pienso acerca del cambio. Y, pues, el arte lo interpreta cada quien como le parezca, así que esta es mi interpretación. Como ya dije, el cambio es natural en el universo: "si te detienes, el corazón se atora". Todo siempre cambia: las semillas germinan, los niños crecen, amanece, anochece y mil fenómenos más se dan que modifican las condiciones previas a ellos y que son necesario para que el mundo funcione como lo conocemos. Ahora, también dije (y repetí) que es necesario: "lo que no se mueve, no se mejora". Si un cambio deja de ocurrir los procesos se detienen, se estancan, no pueden evolucionar, se quedarán en la etapa en la que estén, con errores y problemas.

Entonces, la primera parte de ese fragmento, para mí, hace referencia a que el cambio es vital y posibilita el funcionamiento del cosmos. Respecto a la parte de "si no tienes cuerpo, menea las ideas", asumo que se refiere a que los cambios no son solo físicos, sino también de pensamiento. Se deben cuestionar las creencias e ideologías para saber si se está pensando autónomamente o por tradición/moda.

Para ir concluyendo, me parece lo más normal que una persona cambie su forma de expresarse, que cambie sus ideas, pero lo realmente importante a la hora de "juzgar" dicho cambio, pienso, es que esté fundamentado en la razón y que la persona misma encuentre dicho cambio provechoso y razonable.

Por otro lado, me parece que el cambio no tiene nada de perjudicial por sí mismo. Esta es una idea muy generalizada ya que un cambio implica modificaciones en las tradiciones, y nuestro instinto y nuestros sistemas suele ser conservadores por naturaleza. Y también los cambios se piensan como perjudiciales porque están asociados con la idea de traición, en especial si hablamos de religiones o ideologías políticas. Pero son asuntos totalmente diferentes, si el cambio se ha hecho razonablemente, no tiene por qué implicar traición, simplemente evolución individual. La asociación con la idea de traición más bien refleja egoísmo grupal.

Sobra decir, este texto no tiene pretenciones filosóficas, por eso está escrito de una manera sencilla, cotidiana y sin tecnicismos. Solo me resta apuntar que no hay por qué temer al cambio y que si alguna vez me acusan de haber cambiado demasiado, lo tomaré como un halago.

martes, septiembre 03, 2013

Decepciones generalizadas

"Mi mayor temor es que un día me vuelva conformista y empiece a ver todo bien o muy difícil de alcanzar. Me pregunto hasta cuándo me durará la "rebelión", porque no quiero que se acabe. Y si esto es propio de la adolescencia, quiero ser adolescente el resto de mi vida, no importa el acné. Porque es mejor una vida corta con un recuerdo digno, a muchos años de vida que dejen una memoria efímera".

Alguna vez hace poco escribí el anterior párrafo, el cual es bastante sincero. Últimamente he pasado por lo que llamo decepciones generalizadas y me he cuestionado muchas cosas, las cuales les quiero compartir. Este texto no pretende necesariamente hacerle cuestionar, ni influir en su forma de pensar, ni ofrecer una visión negativa y desalentadora de las cosas. Aunque lo pueda parecer, créame que nada de eso es mi intención al escribir esto, simplemente quiero que sepa qué pienso.

Las decepciones generalizadas son estados de ánimo que ni yo misma me aguanto, en los que me quejo de muchas cosas con alguien, dejando a aquella persona preocupada y a mí, más tranquila. Una de mis decepciones generalizadas recientes fue respecto a la gente en general. ¿Por qué a la gente le gusta ser mediocre? Yo creo que es normal cierto nivel de pereza en la raza humana, pero hay personas que se exceden. En los estudios nunca se esfuerzan por aprender, solo les importa aprobar con la nota mínima las materias y creen que tener un cartón es sinónimo de saber. Además siempre quieren obtener resultados inmediatos con esfuerzos mínimos.

Me enoja demasiado saber que esas personas mediocres lo único que hacen es atrasar a los que sí están interesados por aprender y entorpecer la labor docente, hablando de ámbitos educativos. Además me preocupa saber que esas personas algún día se graduarán como profesionales de una carrera de la que no saben mucho y que serán profesionales mediocres. Me enoja ver cómo eso es algo muy generalizado en mi país, la mayoría de las personas son mediocres y hacen siempre lo que les requiera el mínimo esfuerzo. Y lo que más me enoja, es que la gente se ayuda a ser mediocre: se dan copia en trabajos y exámenes, se hacen cuarto en el trabajo. Por eso las lipoesculturas son tan populares, por eso los trabajos se consiguen con influencias, por la mediocridad.

La segunda decepción generalizada, más que enojo me causó una gran tristeza. Tiene que ver con la violencia y la corrupción en mi país. Yo había creído que una de las mayores causas del mal funcionamiento político en mi tierra es que los votantes no ejercen su derecho al voto conscientemente, sino que usualmente lo venden, de una o u otra manera. En esta patria, la del Sagrado Corazón de Jesús y de los performers de semáforos, nos cobran impuestos que no se ven invertidos en el país, elegimos gobernantes que olvidan sus promesas, secuestran y asesinan inocentes en pleitos ajenos, nos avergonzamos de nuestro mayor negocio (narcotráfico), rendimos pleitesía a lo extranjero, los noticieros tienen que inventar nombres para las nuevas ilegalidades políticas y la brutalidad policial y militar se conoce pero se ignora.

No quiero sonar como autor de novelas colombianas que solo escribe sobre drogas y putas, ni como director de película colombiana que no conoce más temas que esos dos. Pero no puedo tapar el sol con un dedo. Claro, no estoy afirmando que eso es lo único que se ve en Colombia. Mi país es mucho más que drogas, putas, Shakira, Juanes y café. Somos el primer país en diversidad de aves y orquídeas, nuestros paisajes son mágicos, hermosos y variados, la gente le hace sentir como un amigo con solo saludarte, sacamos ganas como sea para festejar, tenemos gran variedad gastronómica, diversidad cultural y étnica, hemos dado artistas y científicos importantes para el mundo y somos recursivos y creativos.

Es decir, si usted es extranjero y está leyendo este post, sepa que aunque tenemos aspectos negativos, Colombia no es tan mala como la muestra Hollywood. No se roba y se mata en cada esquina por deporte. Como en todas las ciudades de todos los países del mundo, hay partes de las ciudades en las que hay mucha delincuencia, pero no quiere decir que nunca pueda estar seguro en Colombia. Respecto a las bondades colombianas, todas son ciertas, solo que en algunas regiones del país algunas se acentúan más que en otras.

Pero volviendo al tema, yo creía que todos esos problemas se podían cambiar si el pueblo cambia su mentalidad y si aprende a votar, pero entendí que no es tan fácil. Es difícil aprender a votar conscientemente cuando 1 de cada 3 candidatos a cargos políticos (si no me equivoco en la cifra, que escuché en un documental llamado Impunity) están respaldados por el narcotráfico, cuando las personas buenas (que aún creemos que somos más, y no necesariamente estoy cuestionando esa creencia) no se meten en la política porque saben lo turbia que está, cuando la mayoría de las personas, desde jóvenes hasta viejos, admiten soluciones violentas en algunos casos, algunos más flexibles que otros, cuando todos los que han sido elegidos previamente han olvidado sus promesas y no hay por qué esperar que uno nuevo no lo hará.

Entonces, la solución no es fácil, ni rápida. Yo sabía que no era rápida, y sabía que mucha gente desistía de luchar por un cambio porque siempre quieren resultados inmediatos. Pero lo que me entristece es que empiezo a perder la esperanza en una solución "fácil" que solo involucre educación y cambios de mentalidad.

Con la situación actual de los múltiples paros me doy cuenta de que el gobierno atiende apremiantemente las manifestaciones violentas y las crisis agudas y entiendo que Colombia tendrá que llegar a tocar un fondo profundo para verse mejor, y que no será nada rápido. Mis preguntas acá son ¿qué tan hondo tendremos que llegar? ¿cuántas cosas más tendremos que pasar, cuando parece que ya lo hemos visto todo?

Me parece una certeza que moriré sin ver a mi Colombia como la sueño, pero al menos quiero morir sabiendo que hice algo por ella y que no me conformé con solo ver pasar la violencia y la corrupción como si nada tuvieran que ver conmigo. Espero que la próxima generación sí logre ver esa Colombia, claro que también espero que yo lo logre, pero me parece más realista desear lo primero. Y me rehúso a usar la violencia como medio.

Hasta acá lo principal de lo que he pensado en estos días. Solo espero que entiendan lo que yo quiero decir y que no me malinterpreten. No tengo una visión fatalista, solo que en ocasiones la realidad nos hace dar cuenta de qué tan acordes estamos con ella, aunque nunca perderé la esperanza de ver a mi Colombia bien. Y creo que Colombia no necesita más colombianos que solo se sienten como tales cuando hay carnavales y cuando se habla de la belleza de sus mujeres.

Desde el país de la aguapanela y de las fiestas a cuadra cerrada, yo.

viernes, julio 05, 2013

Los flacos nos revelamos (sí, con v)

Ante mis esporádicos y, por temporadas, frecuentes declaraciones de querer ganar peso, arremeten contra mí miradas que delatan pensamientos de rencor y repudio y frases osadas que me reclaman el atrevimiento de quejarme por ser flaca, cuando ser flaca es bueno (según mis interlocutores). Así que supongo que hablo por la mayoría de flacos colombianos sin tendencias anoréxicas, cuando digo que se equivocan parcialmente aquellas personas que afirman que ser flaco es bueno, ya les diré por qué. Lo que desplegaré a continuación es válido para un ámbito colombiano (quizá latinoamericano).
Primero, se equivocan en decir que: ser flaco es bueno porque es sexy. Daré dos argumentos que los probarán equivocados. El primero se basa en los estereotipos de sensualidad que se manejan en Colombia. He visto una imagen en la que se compara a Marilyn Monroe y a una modelo de alta costura, como las que se suelen ver en las pasarelas parisinas; al pie de la imagen, una frase que compara el concepto de sexy que se manejaba en épocas anteriores, cuya representante es Marilyn, con el que se maneja hoy en día, representante, la modelo. Esta imagen no dice mucho, al menos no para el contexto colombiano. No nos engañemos, el sexy de las masas colombianas es ese hombre de músculos definidos y esa mujer de pechos, muslos y glúteos prominentes con un abdomen desproporcionalmente plano. No una persona casi anoréxica o anoréxica. El concepto de sexy de los tiempos de la señorita Monroe sí ha cambiado, pero solo porque se ha visto afectado por el bisturí. Así que ser flaco sencillamente no es sinónimo de ser sexy, no en Colombia. Y ese es mi primer argumento. El segundo es simple: ser sexy es cuestión de actitud.
También se equivocan en afirmar la bondad de ser flaco, dado a que no han pasado por nuestra situación al comprar ropa. Es frustrante encontrar una prenda hermosa y descubrir que la talla más pequeña nos queda tan holgada que no hay costurera que valga. Usualmente las prendas de vestir son pensadas para ese concepto de sexy que Colombia maneja, y los realmente flacos raramente entramos en ese concepto.
El tercer punto en contra de la falsa bondad perfecta de ser flaco se basa en el bullying que acarrean las consecuencias físicas de serlo. Para empezar, están los chistosos que se aprovechan de nuestra falta de peso para levantarnos como y cuando su volición les antoja. Otros se burlan de la falta de fuerza que, desgraciadamente, es bastante común en casos de flaquez (es necesaria la invención del término), o simplemente suponen esa carencia y no dejan espacio para la refutación de tal suposición. Y claro, el típico bullying por no tener músculos definidos, ni senos, glúteos o piernas gruesas.
Creo que esos son las premisas que encuentro válidas para comprobar que ser flaco no es tan maravilloso como algunos suponen, y que su creencia errónea no les da el derecho a reprochar nuestro deseo de aumentar de peso.
Me veo en la obligación de aclarar que no me molesta ser flaca, y que expresar que me gustaría ganar unos kilos no significa necesariamente que me odio por ser flaca. Y que este post no significa que ser flaco es malo, su propósito es simplemente hacer ver su error a aquellos que creen que es totalmente bueno. Para terminar y reforzar mis palabras anteriores, quiero decir que encuentro ventajas en ser flaca, como la agilidad física y comer sin engordar (común en los casos de flaquez).
Espero haber sido una voz para los flacos que me leen y que hayan disfrutado el post.