miércoles, noviembre 10, 2010

¿Presión? ¿Activador del éxito?

Todos en algún momento nos hemos sentido con la soga al cuello por estar haciendo trabajos de hace más de un mes justo la noche antes de entregarlos, llamamos a todos los compañeros buscando ayuda de manera inútil (pues todos ya estan durmiendo u ocupados con otro proyecto), buscamos personas que nos ayuden a dibujar, recortar, pegar, escribir, leer, TODO; en conclusión, terminamos haciendo miles de llamadas y molestando a miles de personas para que nos ayuden, restando así tiempo valioso que podríamos estar invirtiendo en el trabajo.
Terminamos el proyecto a la madrugada, dándonos ánimo de que va a salir bien y nos dormimos rogando para que este bien hecho. Al otro día entregamos el trabajo, pero obvio, no sin antes darle unos toques finales en las horas de clase previas a la asignatura en la cual debemos entregar el proyecto (si no es que somos tan salados que llega el nerd de la clase y nos dice: "aah... pero a ud le faltó esto" y nos damos cuenta que aun nos falta como medio trabajo) y al momento de entregarlo cruzamos los dedos para que todo salga bien y al menos logremos un 3, o la nota minima para pasarlo.
Lo mas bizarro del asunto es que cuando nos entregan el proyecto nos damos cuenta que nos fue mejor que a muchos, muchos que tal vez si lo hicieron con tiempo, así que hacemos fiesta y celebramos nuestra vagancia.
En situaciones como estas es que he creado mi frase: ser vaga, paga...
Porque lo planeado no sale tan bien como lo improvisado y porque en ocasiones la presión nos ayuda a hacer trabajos de calidad.
Aún así no sobra decir que no intenten esto en casa, pues no hacer las tareas no siempre es un buen método para todos.